1 de junio de 2010

Contra el tiempo


Más pronto de lo que hubiera deseado es necesario (una vez más) este ejercicio. No es como todas aquellas veces, en que una simple discordancia arrojaba resultados y/o experiencias desagradables. En esta ocasión, mi debilidad humana provoca sensaciones premonitorias en todo lo que soy.

Aquella abstracción que tanta admiración me causa, se ha convertido en mi enemigo, al menos por esta noche: el tiempo. Todas mis errores se vierten hacia mí. El momento de asumir responsabilidades ha llegado. No importa cuánto amor siento dentro, cúanto estoy dispuesto a dar por lo que más amo; la sensación de que no es suficiente ha triunfado.

Versos cortos, temor absoluto. Cada minuto me acerca más al momento de escuchar/leer aquello que no quiero, aquello que me niego a creer, pero aquello que muy dentro de mí puedo sentir y lastima ya.

Los momentos más felices cruzan por mis ojos, y dejan en ellos su estela de melancolía, por saberlos casi perdidos. Si alguien me contara mi historia, seguramente le diría "recuerda todo lo bueno que sucedió", "date cuenta de lo maravilloso que fue". Pero en estos momentos no puedo creer en mis propias palabras. Mi corazón sabe que no es lo que quiero. Yo necesito explotar con este sentimiento, no necesito reprimirlo.

Me ofreces algo que no puedo aceptar, no porque sea poco; no porque no valga nada, sino porque eso no es congruente con lo que siento: las parejas están hechas para estar juntas. Se dice que hay alguien para cada uno, que el amor de tu vida está ahí, esperándote, y que pronto te encontrará. Llegaste en un momento en que no esperaba, te convertiste con rapidez en parte importante en mi vida, y sin darnos cuenta, nos convertimos en incondicionales. Pero lo eché a perder. Yo mismo creo que es demasiado tarde, el daño ya te lo he hecho.

¿Cómo olvidar tantos momentos? ¿Cómo resignarme a que terminen? ¿Cómo decir que lo estamos forzando? Algo que es forzado no llega tan lejos. Sí, en términos de los hombres el tiempo ha sido relativamente corto, pero sabes que nuestra relación no puede ser medida con una abstracción tan ambigua. Nuestra relación no conoce de esa lógica temporal, más que eso, nuestra relación es atemporal. Pero ahora, ahora que yo he sido nuestro peor enemigo, siento como que no hay nada más que hacer.

Los dolores son tan fuertes, están por todas partes. El dolor del coraje que hice no deja mi estómago. El dolor en la cabeza de tantas ideas, tantos recuerdos ha aparecido. Mis ojos están tan inflamados que ya casi no veo lo que sucede a mi alrededor. Mi corazón, mi corazón se rompe en pedacitos, y cada uno de ellos se acompaña por un dolor tan profundo, que simplemente quiero arrancarme esos pedazos. Tu ausencia me mata. Tu ausencia me matará.

Durante mi vida nunca conocí a alguien como tú; nunca había sentido lo que siento ahora. La dualidad en los sentimientos nunca había estado tan marcada. Puedo hacerte tan feliz, pero puedo fregarte la vida en unos segundos. Lo mismo pasa conmigo. Soy culpable.

La tranquilidad me ha abandonado completamente. Me siento tan indefenso, tan vulnerable. Ni mi propio cuerpo hace lo que le pido. Descansar es la mejor idea que se me ocurre, pero mi cuerpo se niega a descansar. Mi mente cree que es aceptar el inminente final, eso que tanto me niego aceptar. Pero tal vez lo merezco, tal vez no merezco estar contigo. Tal vez soy poca cosa. No puedo encontrar el descanso, mi alma duele.

Lo peor que pude pedir fue ser rescatado, al parecer estoy condenado a vivir por mi propia cuenta. Tantas noches, igual número de veces que elevé mis oraciones para ser alguien mejor, alguien que se portara a la altura, pero veo cómo no fueron escuchadas, o veo cómo no es suficiente.

Es tal vez la decisión más complicada que puedo enfrentar: quedarme o dejarte ir. Deseo con todo mi amor, con todo mi corazón permanecer a tu lado, pero cada que te lastimo me doy cuenta que podrías estar mejor. Y eso me duele tanto, porque tantas veces he deseado ser el adecuado, y darte cuenta, por tus palabras, que no es así tira hasta al más fuerte.

Tantas promesas, tantos errores. ¿qué puede más? ¿El dolor o el amor? Es tan sencilla la respuesta, pero a la vez tan peligrosa. Una vez prometí llorar toda la noche, ahora lo veo tan cerca. Mis ojos no pueden dejar de hacerlo, mi alma no encuentra la paz necesaria. Me faltas tú. Cierro los ojos y puedo verte, tan lastimada, llorando por las cosas que he dicho. Me tranquilizo un poco y siento cómo mi cuerpo está en las peores condiciones. Pero no importa, porque tú no estás conmigo, porque mi ser te siente perdida.

Cualquiera diría "lucha por lo que quieres", incluso yo lo diría, pero mis fuerzas han desaparecido. Tú eres quien puede ayudarme, pero eres tú quien puede destruirme. Ya no puedo continuar...