20 de octubre de 2010

¿Qué fue lo que hice?

Si algo caracteriza a mi vida son las toneladas de errores que hago a cada minuto. Pero ninguna como la que lastima mi existencia desde las primeras horas de este mes de Octubre, aunque para algunos, el tiempo no avanza y seguimos atrapados en lo mismo. Entonces, ¿qué es el tiempo? ¿Un invento del ser humano para sentir que tiene el control sobre lo que no es humano?

Durante muchos momentos he utilizado las letras para sacar mis ideas, y desde un principio decidí que siempre sería público, nada que ocultar, pensando que a nadie le importaría un comino. Pero resulta que han tenido más influencia de la que esperaba. Y no tengo ganas, ni energías de hablar del tema.

Ni siquiera tengo ganas de hacer público (otra vez) mi malestar en contra de lo que me sucede. Llamémoslo tener la esperanza de que alguien sepa lo que sentí, porque siendo aprox. las 12:23 del día 20 de Octubre del año 2010, no hay nadie que pueda escuchar todo lo que traigo dentro. Nunca he sido de la idea de externar todo, porque los demás no deben saber muchas cosas. Pero mi ilusión está muy lastimada, mis oídos apenas escuchan ese latir de corazón, corazón enfermo y que se pregunta ¿Qué fue lo que hice?

Así es como súbitamente (aunque dicen que es parte de un todo) mi vida dio un giro inesperado. De un momento a otro pasé a sentirme totalmente vulnerable, solo e incomprendido. No encuentro rastro alguno de querer aparecer siquiera fuera de casa. ¿Por qué? Al mundo no le interesa. El tiempo no se detiene. Yo necesito detenerme. La vida va más allá de los aparentes "obstáculos", pero de eso a que yo quiera ir más allá, pues sobra decir.

Cuando enfrentas algo que es desconocido, usualmente sueles sentirte satisfecho y extasiado por la nueva experiencia. Pero cuando no es la primera vez, y tienes parámetros de comparación, te das cuenta o formas una idea más clara de la realidad. Y eso me pasó a mí. Estoy más seguro que nunca de algo, pero aún así quieren que yo dude. Dudo a cada momento, cada paso es una pregunta, y cada pregunta una decisión. ¿Acaso el tiempo puede estancarse? ¿Será que nosotros estamos íntimamente ligados al tiempo? Pues nos hacemos viejos, las energías se van, los sueños se destruyen, y se supone que unos pocos afortunados logran vivir y encontrar la solución para la felicidad. ¿Y si sólo es una ilusión para mantenernos vivos? En efecto, para quien no lo haya notado, estoy muy desmejorado (por no decir palabras mayores) emocional y espiritualmente.

No obstante que sé que no es así, me siento terriblemente solo. No quiero enfrentar al mundo. No quiero ver a nadie. No quiero cruzar palabra con ser humano alguno. Tengo ganas de ser grosero, mal agradecido, lépero, promiscuo, burlarme de alguien en su cara; tengo ganas de destruirle la vida a alguien. Tengo ganas de golpear algo, y aunque suene en extremo emo, ver cómo sangro, para darme cuenta cómo es que el tiempo no se detiene, y no le importa que estemos heridos. Y también para que algunas personas pregunten ¿qué pasó?, y un "nada, un accidente" sea suficiente para satisfacer su necesidad de morbo.

No, las personas difícilmente se interesan por otro ser humano. Aún el más santo está pensando en su salvación. Habrá quienes sí sean capaces de tener un lazo afectivo, pero en ocasiones pareciera que no importa. Pides que no hagan algo, apelas a su condición adulto, crees que son lo suficientemente maduros para no caer en un jueguito de poder, ¿y qué es lo que pasa? Simplemente te ponen enmedio, y cualquier decisión que tomes será la incorrecta. Nadie va a estar conforme nunca con lo que hago, lo que provoca que ni yo mismo lo esté. No, no debiste entrar en la dinámica de "te ataco"... creí que eras adulto y sabías que no debías caer en la provocación. Gracias, un trauma que yo no pude evitar, pero ahora vivo sus consecuencias.

He querido ser una persona llena de luz, una persona que se alegren de saludar, o como hoy, me llamen para saber si me encuentro bien porque no llegué a tiempo a la escuela. No lo resalto por la persona, porque da la casualidad de que no tengo registrado el número, estaba dormido y no reconocí la voz, pero sí por el hecho de esa preocupación. Sí, tal vez en algo ha ayudado en ser lindo. Pero también han usado eso en mi contra: que si me gusta alguien, que si lo hago por algo más allá, que si soy lo que quieran. NO. Egoístamente lo hago  para que lo hagan por mí. Alguien, cuando yo era menor, hizo bien su trabajo y me metió a la cabeza "haz lo que quieras que hagan por ti". Vaya, lo hago para que lo hagan por mí. ¡Qué egoísta! Con razón ni vale, ya que no lo hago desinteresadamente. Entonces regreso, si he sido "bueno" y soy infeliz, y me reprochan lo bueno que hago, ¿para qué serlo? ¿Para qué decir buenos días al chofer del microbús? ¿Para qué regalar sonrisas? ¿Para qué dar abrazos? ¿Por qué no mejor simplemente ver por mí mismo? Así sé que cualquier reproche aplica, pero seré yo y entonces no me importará.

¿De qué sirve tener personas fuera de lo común, si ellas serán motivos de disputas? Me siento como en el clásico "me cae mal, la tienes que odiar porque me vio feo" ¿Si no lo hago estoy cometiendo el pecado mortal más grande del mundo? Es un error dejar que pasen por encima de una persona sí. Es una tontería dejar que lastimen a una persona que quieres. Es imperdonable (con todas sus letras, agregando las de inolvidable) que lastimen a la persona que amas. Un estigma más a mi ya golpeada existencia. Soy torpe, errático, idiota y no tengo perdón (¡Ah, pero en eso sí se detiene el tiempo!). El último año ha estado lleno de errores, pero vaya, son todos imperdonables. Siempre he actuado de mala fe, queriendo el mal para los demás. Si se me ocurre "perro" antes de "enchilada", entonces quiero un perro y no una enchilada. ¡Vaya! Ahora entiendo por qué los Reyes Magos no hacían caso de la paz mundial, pues era lo que ponía como una especie de "Post Data" infantil.

Ahora, mi tristeza se convirtió en enojo. 

Me resulta inconcebible que haga las cosas por un motivo, y alguien creo que lo hago por otro. Sí. no me debería de importar lo que el de enfrente piense. Si no hice nada del trabajo, pero hice el de la otra materia, me vale que me digan "huevón", al contrario, a mucha... Pero, ¿y si la persona que te lo dice es muy importante? Las cosas cambian. Un conflicto dentro de ti comienza. ¿Soy o no soy? ¿Quién soy? ¿Para qué lo hice? Si tuviera alguna respuesta, apuesto a que no estaría con este monólogo (am... ¿aplica?). 

La mente es lo más poderoso que conozco. Lo que se propone lo logra. Logra, en muchas ocasiones de enojo (como en estos momentos) imponerse al órgano por excelencia: el corazón (o lo que sea que trabaje en su lugar, porque siempre relacionamos el corazón con lo sentimental). Y lo he descubierto a la mala. Series de malentendidos que desembocan en historias dignas de ... no sé, la hoguera. Cuentos que sólo puede creer quien los ingenió. Y a veces ni ellos saben qué creer. Es tan triste ver cómo estas historias se contraponen a todo lo que se supone "es real". Pero es entonces cuando redescubro que TODOS los seres humanos prefieren "atesorar" lo malo, y lo bueno no sirve para nada. ¿Cuántos de nosotros hemos tardado en que nos den permiso para salir, haciendo cosas en casa, haciendo todo, para que al final, por un "no es mío, no lo recogeré", mamá y papá se molesten y no salgamos? Claro, en este mundo cruel lo malo pesa más que lo bueno. Una cosa mala pesa lo mismo que 25 buenas. Por eso creo que desistimos de hacer lo bueno, si es más fácil y valioso lo malo. Con dos malas, tengo que hacer 50 buenas, la verdad ¡qué flojera! ¿Pero qué pasa si quieres ser bueno, pues es la única manera de ser "feliz"?

Creo que ese ente, denominado "felicidad" también debería de estar resentido con el tiempo igual que yo. Tardamos toda una vida en encontrar el camino, construimos durante años su templo. ¿Y qué pasa? Es efímera. Nunca podemos ser felices por periodos largos de tiempo. ¿Será que estoy hablando tal y como me ha ido en la feria? El tiempo no perdona, ni nada ni a nadie. Avanza, y si a los tumbos le sigues el paso, medio vives; si no, desapareces.

Hay otro término acuñado en el lenguaje de los hombres: sacrificios. Ahora resultan que si juntas 5 te dan un póster. Es un término devaluado, no porque todos lo hagan o lo usen (o los hagan), sino porque ya no sirven para nada (sólo para el póster de arriba). En este momento pienso que alguien que se queda platicando conmigo hasta estas horas (gracias amigo imaginario por darme esta inspiración, al creer que estoy platicando contigo) porque no estoy bien me regala ese sacrificio, que si me van a ver hasta la sacrosanta Universidad para decir Hola, están haciendo otro. Vaya, que si me dan todo lo que pueden de su tiempo libre pueden hacerme el hombre más feliz (momentáneamente por lo descrito anteriormente) del mundo; que si me ofrecen su hombro para chillar y limpiarme, si tienen que aguantar monólogos como este, si tienen que andar en la calle arriesgando el físico, si no habla de "cosas aburridas" (como el fútbol, la religión, la política, Dr. House o la música insana que escucha) son todos esos detalles que me llevarían al paraíso. Ja. Creo que en vez de eso, necesitan ver que golpeo gente, chingamadreo a otros tantos, enuncio mi repertorio de groserías, arrojo huevos a las casas de las personas que odian, o ¡qué se yo! Si lo supiera, no estaría preguntándome ¿qué fue lo que hice?

"Del odio al amor hay un paso". Blanco y negro. Yin, yang. Jebus y el Diablo. ¿Qué es lo que pasa que pasamos de uno al otro en récord de velocidad? De lo sublime a lo ridículo. De la felicidad al hostigamiento (¡ah sí! El tiempo que discrimina lo bueno y estimula lo malo). ¿Por qué dejar de decir lo que amamos? ¿Por qué dejar de decir lo que nos incomoda? Sobre la última, tengo una teoría: estamos tan encabronados que tenemos "miedo" a "lastimar" a la otra persona si le decimos "¿Qué no ves que yo estoy aquí? ¿No sabes que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo? ¿Te das cuenta que estoy arreglando la computadora, limpié mi espacio de trabajo y llegas tú y lo descompones? Pero, ¿qué no éramos seres crueles, egoístas, centrados en molestar al prójimo? Ah sí, detalles.

¿Quién puede ver que mientras pude chingamadrear a la persona del último caso, preferí poner un papelito para que se diera cuenta? ¿Quién se da cuenta que cuando pude dejar de hacer lo que estaba haciendo, por no tener las condiciones óptimas de trabajo, no lo hice? ¿Alguien se habrá percatado que me gusta evitar las confrontaciones, y que cuando alguien se expresa mal de otro, no lo hago evidente y opto por decírselo a la persona, y no a los demás? ¿Quién se da cuenta por aquellos por los que estoy preocupados? ¿Alguien distinguirá que existen niveles en esa preocupación? ¿Quién puede decirme quién me cambió la vida? ¿Alguien que me diga que no fui feliz desde el 21 de noviembre del año pasado? 

Creo que mi amigo imaginario goza de la cualidad de ser muy callado. No ha contestado nada.

Tengo que dejar muy claro que, por muy enojado que me siento, por más lo que quieran, sólo hay un lugar y una persona con la que quiero estar. ¿Por qué una persona? ¿Por qué no un grupo de ellas? ¿Por qué discriminar a los demás? Sencillamente porque esa persona es la más especial de todas, cuyo lugar está destinado a estar en un pedestal (y no de aquellos que le construimos a algunas personas que no lo valen). Es aquella que tiene características que sobresalen. Aquella que con dos palabras te tranquiliza (de acuerdo, son más, pero están en relación directamente proporcional al grado de bilis que estás derramando), aquella que toma tu mano y te dice "todo estará bien". Con respeto a los demás, a esa persona sí le crees desde que lo dice. Con esa persona nunca puedes sentirte solo, ni mal acompañado. Con ella deseas pasar todas las experiencias de tu vida. Deseas completar sus frases, encimar las mismas palabras, quieres deberle mil chocolates por las mil veces que pensaron lo mismo. A esa persona la quieres ver cada despertar y cada anochecer, es con quien quieres llegar después de un día largo (y en el que te aguantaste las ganas de chingamadrear a la compañera que no te dejaba trabajar en tu computadora). Con esa persona quieres correr, quieres comer, quieres desayunar, quieres cenar, celebrar el día de (véase aquí un calendario con todos los días festivos), cada reunión familiar deseas pasarla con ella. Quieres que tus amigos la respeten, y la incluyan en tu círculo (gracias amigos, esto no se pudo gracias sus comentarios lastimeros). A esa persona la quieres tener enfrente todo el tiempo, quieres perderte en cada mirada, quieres que cada pensamiento suyo que tenga que ver contigo sea motivo de una sonrisa, tal y como ella sólo sabe sonreírse. Quieres que te llene de paz, de alegría, de felicidad. Y dado todo lo anterior, quieres que sea tu aliada en contra del maldito tiempo que a nadie perdona. Y esa persona sólo es una en la vida. Para mí, es mi angelito. 

17 de octubre de 2010

Un viejo hábito


Hace tanto tiempo que mi vida ha cambiado. Un constante sube y baja. Pero para los nuevos lectores, es preciso decir que éste es un espacio de desolación, tristeza y depresión. ¿Por qué? No es porque mi alma esté llena de eso, pero sí porque mis letras son válvula de escape: escape a una realidad que muchas veces parece no tener salida. ¿Pero es entonces que evado la realidad? ¿O es acaso que las letras son el único refugio con el que cuento?

Muchas personas han dicho que les gusta la manera en que escribo, pero me resulta un dato curioso, pues sólo exteriorizo lo que he bautizado desde hace ya tiempo "mis demonios internos", que no son más que ideas, ideas que viven y mueren al mismo tiempo que escribo esto. Un hábito que me ayuda a tranquilizar el alma.

Hubo una vez una persona que se sentía sola en este mundo. A su alrededor, todos eran tan diferentes. Gustos, conducta, personalidades tan distintas a la suya. A cada paso y en cada etapa de su vida sintió como si fuera un total extraño para el mundo. Nunca había encontrado su lugar. Su mejor refugio era cerrar sus ojos y elaborar un diálogo consigo mismo.

Los años se fueron y este individuo (con todas sus letras) desarrolló, amalgamó y adoptó conductas del medio que le rodeaba. Se formó la idea de que cada persona era capaz de sobrevivir sin otra, o lo que en el lenguaje común denominamos "más vale solo que mal acompañado". Con esto en mente, se dispuso a recorrer cada camino que sus pies y la vida le presentaran. En su adolescencia temprana, como es usual, vivió una transformación, pues se enfrentó a un ambiente en el que nunca se había desenvuelto: el de los amigos. Para alguien cuyo primer amigo de la infancia lo había traicionado, propinándole un duro golpe en la espalda y dejándolo inconsciente durante algunos minutos, este nuevo mundo lucía atractivo.

Los lazos fueron creciendo, fortaleciendo y el tiempo siguió. El personaje de estas líneas comenzó a creer en las personas. Pero hubo algo que siempre lo tuvo en desventaja: el carácter, aquél que formó a temprana edad siempre le ha jugado malas pasadas. De manera sencilla, su carácter es explosivo, sin llegar a la violencia física, pero alimentándose de la violencia psicológica. En todos los lugares que frecuenta, escuela, casa, familia es conocido y temido por su carácter. Así que su carácter ha sido motivo de marginación, porque nadie quiere estar junto a alguien que los demás denominan "neurótico" (pero que apuesto no saben a qué se refieren con esa palabra).

La adolescencia media ha llegado. Nuevas amistades también. Nuevas personas que a la postre se convertirán en un gran apoyo. No así sus sentimientos, ya que a pesar de estar rodeado de personas cariñosas, preocupadas por su existencia, él inexplicablemente se siente solo. A sus 16 años en este planeta, no ha encontrado a alguien que pueda entender la manera en que se siente, la manera en que hace las cosas, e incluso porqué las haces. Para muchos es un misterio otros creen que él simplemente es muy raro, algunos otros pensarán que está loco; yo que lo conozco puedo pensar que es un loco incomprendido. Su soledad se manifiesta de muchas maneras, pero la más evidente es aquella que lo margina de los demás, y los demás prefieren alejarse, exceptuando unas 5 personas que han aprendido a quererlo y comprenderlo.

No importa cuánto puedan descubrir de él, esas 5 personas han estado presentes en sus primeros triunfos. Pero él inexplicablemente se siente muy solo. Pronto descubriría la magia que habita en los abrazos con otras personas. Y también pronto llegaría el día en que, tras descubrir esa magia, se decida llenar de abrazos a las personas que conoce, no importa que esas personas no le devuelvan el abrazo, o crean que lo hace por "otros" motivos. Él cree en la magia de los abrazos, y desde ese día no dejará de darlos.

Una nueva experiencia en su vida. Él creé muchas cosas, pero lo cierto es que todo es nuevo y su inexperiencia lo hace caer en muchos errores. Le resulta difícil creer (y ver) que todo forma parte de un plan mayor, que cuando una puerta se cierra es porque otra se abre. Es una lección que le toma mucho aprender. Pero este aprendizaje trajo consigo una habilidad muy particular: de ahora en adelante él puede observar detenidamente a las personas. Durante un respiro de su existencia, él creía que estaba completo. Pero fue cuando se sintió incompleto de nuevo que se dio cuenta que no era más que la oportunidad de seguir creciendo. Pero, para que su soledad no fallara, él se sentía solo.

Él ya no era más un niño ni un adolescente. Su cuerpo ya presenta los signos de una persona distinta. En su camino se encontraría a muchas personas, más de las que él hubiera imaginado. Pero él sigue siendo un inexperto en cuanto a vivir se trata. Su carácter está bien formado, y no ha dejado de ser aquél carácter explosivo sin llegar a la violencia física que formó en sus días tempranos. A pesar de ello, logró apagar esa parte de él y vivir durante mucho tiempo sin sobresaltos, escondiendo esa parte de él que tanto le desagrada, pero que una vez que se manifiesta, es difícil controlar. Así es como una cadena de eventos lo llevan a una nueva etapa, que nunca ha sido fácil, pero que ha traído muchas satisfacciones; muchos sentimientos que él creía olvidados, y muchos otros que no sabía que existían.

Nuevamente, él es tachado de inexperto. Su carácter le sigue trayendo malos ratos. En su mundo, él es de una manera. En el mundo de los demás, se comporta y dice otras. En su interior se libran un sinfín de conflictos que pueden abarcar muchos temas. Hace mucho que él dejó de pensar en sí mismo, y que piensa por ambos. Sin embargo, a su entender, pareciera que ésto no es tan evidente como él desearía. Él comprende que la vida no es nada fácil. Él sabe que todos los días tiene que "demostrar" lo mucho que anhela ser feliz. Pero hay días en que la oscuridad nubla sus pensamientos, en que se apodera de sus ideas y provoca que su lengua se mueva sin que él lo ordene. Esa oscuridad que varias personas han dicho que existe en él. Esa oscuridad que otros no ven, y en su ausencia sólo pueden admirar la grandeza de este personaje. Él ya no se siente solo. Él sabe que ha encontrado el camino y él sabe que su camino es menos difícil si toma la mano de esa persona.

A pesar de ello, la oscuridad parece aventajarlos. Es como si ella supiera dónde golpearlos, porque cuando lo hace, los hiere. Él, tomado de la mano de su persona especial, han sobrevivido y hecho frente a todos los embates de la oscuridad; pero no han podido salir inmunes: en repetidas ocasiones han resultado heridos. Él gira su mirada sobre su hombro para ver el estado de su ángel, y en repetidas ocasiones ha pensado que si soltara su mano, ese angelito no resultaría tan herido. Pero cuando ve directo a sus ojos, sabe que él no quiere soltarse, que juntos pueden contra cualquier obstáculo. Mientras cierra sus ojos por un momento, él escucha en su mente varias voces: "¿Dónde estas?" "Sin ti las cosas no son", "¿Es éste el final?", "Quiero permanecer a tu lado". Inevitablemente las lágrimas toman el control de sus ojos, y un sentimiento invade todo su ser. Siente como si sus energías estuvieren perdidas. La oscuridad se percata y se regocija.

En este momento, él no encuentra la manera de ponerse de pie. Está casi inconsciente. En su transición entre lo real y lo imaginario, se percata que su ángel sigue a su lado, que sus manos siguen unidas, pero que la oscuridad lucha para separarlos. Puede darse cuenta que su ángel está sufriendo mucho. En ese momento en su cabeza una idea toma más fuerza: ¿será que si suelta la mano de su ángel, ella dejará de sufrir el ataque de esta desalmada oscuridad? Una nueva batalla se libra en su interior...