Hubo una vez una persona que deseó... y hubo una vida que le negó. Pero la negación trajo consigo la parte más maravillosa que esa persona pudo conocer.
Así, no hubo viaje, no hubo idiomas, pero encontró el amor. La única persona que lo complementa, que lo hace sentir único, que lo motiva a ser una mejor persona, y aquélla por la que se puede dar todo.
De esta manera, los viejos sueños se han transformado en nuevos sueños. El viejo yo se transformó en el nuevo nosotros. En la vieja vida, la soledad era la constante, pero el la nueva vida, la vida es precisamente lo que llegó.
Es así como se inicia un nuevo camino, esta vez, con rumbo fijo...
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