28 de enero de 2010

Espera

Nunca antes una espera había tenido estas consecuencias. Impotencia, ira; aparente tranquilidad que disfraza solamente la verdad: nunca estaré listo para el desenlace. ¿Qué es lo que siento? ¿Qué es lo que me tiene intranquilo? ¿Por qué no puedo centrar mis ideas? Infinidad de cuestionamientos inundan mi mente; me atacan de día y de noche. ¿Por qué? Al final es la etapa final del ciclo de vida. Al final es algo tan común. Al final, todos nos acercamos a ese momento con el transcurrir del tiempo.

Pero es entonces cuando este sentimiento en mi pecho explota. Me indica sólo una cosa: no estoy preparado. Y nada de lo que haga podrá cambiarlo. ¿Resignación? Creí tenerla, pero descubro que no es así. El temor me tiene preso. El espíritu duele. La pérdida será muy grande. Los sentimientos quedarán devastados. Mi existencia será sacudida.

Cada palabra que escribo, cada idea, cada pensamiento parece tan errático. La tranquilidad no llega. La busco y no la encuentro. ¿Cómo hacerlo? Una de las personas que más amor me dio, que más enseñanzas ha dejado, que ha estado presente toda mi vida se va. Y no hay espacio para envidias. Todo a su tiempo. Ella nos regaló tanto, y ahora es inevitable...

Las lágrimas que brotan de mis ojos sólo reflejan mi condición humana... las lágrimas del corazón nadie puede verlas. Deseos inconclusos... tantos momentos que algún día quise compartir con ella, y que ya no será como lo tenía pensado.

El tiempo sigue y no consigo la paz interna. Mis emociones me dominan. La espera es únicamente hasta que su corazón se rinda. Y aún así nos da lecciones de fortaleza. ¿Cuántas veces su corazón latió de emoción? ¿Cuántas veces su corazón nos amó? ¿Cuánto más necesita demostrar?

Las palabras se me han terminado...

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