21 de enero de 2010

No fue un encuentro casual


Ambos creemos en ello. Dice mi carrera profesional que la vida es una constante toma de decisiones, que sumadas a esas situaciones tan extraordinariamente calculadas de manera universal, y que tal pareciera que estuvieran manipuladas por "hilos invisibles" (término que es cortesía de mi clase actual, en la que estoy escribiendo esto), concluyo rápidamente que nuestro encuentro no fue obra de la casualidad.

¿Cuántas horas tuvieron que pasar para que ambos estuviéramos preparados? ¿Cuántas personas conocimos y cuántas más influyeron para que tú y yo estuviéramos en el lugar y momento justos? En estas respuestas no encontrarás la esencia de esta reflexión. Lo que persigo, que cuenta con su dosis de subjetividad como todo lo que gira alrededor de mi ser racional, es una idea de armonía universal, que permite y da significado a los lugares, situaciones y tiempos adecuados. Pero pensar en esto es como recorrer el infinito.

Es por eso que pondré los pies en la tierra otra vez. Durante algunos años estuve en un constante viaje dentro de mí, buscando las respuestas que me permitieran explicar algunas de mis dudas más importantes. También observé la conducta de caras conocidas y desconocidas, lo que me permitió analizar y concluir algunos de los eventos más comunes en determinada etapa de nuestras vidas, llámese "relación". Fue así que comprendí las lecciones que en este momento me permiten disfrutar a tu lado nuestra relación.

Por primera vez dejé a un lado los planes; olvidé los prejuicios que en su momento frenaron mis emociones. En pocas palabras, aprendí a ser feliz, y a compartir esa felicidad con los demás.

Durante estos dos meses han quedado atrás aquellas ideas de conspiración, que traían consigo tantos pensamientos pseudo-racionales que no me permitían vivir. Contigo a mi lado he olvidado tantos malos momentos que la vida me ha regalado. Con todo lo que hemos compartido, descubro la mejor parte de mí.

Al pensar en ti, al quererte dedicar algunos pensamientos, las palabras simplemente no alcanzan, tal como sucede con las horas que pasamos juntos. Día tras día, a cada paso, puedes estar segura de que mis pensamientos y mis sentimientos están contigo.

Tú eres mi corazón.



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